Universidad Interamericana de Puerto Rico
Recinto Metropolitano
Facultad de Educación
Profesor: Pedro I. Subirats Camaraza
Maleducar
Toda institución educativa presume y afirma hacer bien lo que debe hacer, esto es, educar bien. Para hacerlo debería hacer otras cosas que respaldan y apoyan educar bien, por ejemplo: contratar y retener al personal más cualificado y facilitarle su formación continua, con incentivos y condiciones justas de trabajo; desarrollar unos currículos pertinentes, revisados con regularidad y con criterios racionales que la comunidad educativa ha pensado y dialogado y acordado; tener recursos suficientes y adecuados para facilitar la pedagogía; una organización, gerencia y planificación eficaz; financiamiento; etc. Es razonable que la institución educativa hará bien todo eso, porque dice educar bien, no mal. ¿Qué es educar bien, con qué criterios definen una buena educación, quién los determina, a qué intereses responden, qué visión del humano y del mundo -filosofía educativa- subyace en los procesos educativos? Esas preguntas, y otras, piden respuestas. En este ensayo pensamos la posibilidad inversa de que se maleduque, lo que me parece frecuente. Selecciono algunas categorías de análisis.
Una institución maleduca…
Cuando las fallas provienen de los propios educadores:
• Ignoran los contenidos que enseñan
• Lo que conocen es obsoleto, no se actualizan
• Conocen pero son ineptos en enseñar bien, carecen de habilidad pedagógica
• Lo que enseñan no tiene pertinencia a la realidad o al contexto del educando
• Neuróticos, inmaduros, amargados, dementes, injustos, irresponsables
• Carecen de pasión de educar con entusiasmo
• Vanidosos, arrogantes, cínicos, con superioridad moral o intelectual.
Es trágico transmitir a jóvenes generaciones la aflicción, ignorancia y desaciertos que padece la generación adulta.
Cuando las fallas provienen de los propios estudiantes:
• Por no asumir responsabilidad y autodisciplina de su educación
• Por falta de hábitos para aprender con esfuerzo y perseverancia
• Por carecer habilidades de interacción social positiva
• Por no tener capacidad física, emocional y mental para estudiar
No culpo al estudiante, simplemente registro lo que impide un proceso educacional. Educar exige condiciones internas del sujeto que hagan posible su autoeducación. Pero tampoco disculpo el sentido de responsabilidad personal que es intransferible.
Cuando las fallas provienen de los procesos pedagógicos:
• Currículos fragmentados, balcanizados, incoherentes, desarticulados
• Currículos sin pertinencia al contexto y la realidad circundante
• Irracionalidad en organización por grados, edades y materias
• Métodos de enseñar ineficaces, disfuncionales, medievales
• Sistemas de evaluación irrelevantes, irracionales, antipedagógicos
• Confusión entre calidad y cantidad, mejor y más
• Pedagogía que inhibe la creatividad, el pensar imaginativo y crítico
• Pedagogía que inhibe las interacciones sociales del aprender comunitario
Se maleduca cuando la pedagogía infantiliza a estudiantes y maestros, por continuar la tradición escolar iniciada en el siglo XVI.
Cuando las fallas provienen del ambiente, la organización y dirección:
• Espacios estéticamente feos, incómodos, insalubres, disfuncionales
• No hay incentivos al personal docente y de apoyo
• No hay sistemas de trabajo que estimulen la inteligencia colectiva
• Falta de mecanismos de tomar decisiones participativas y democráticas
• No hay liderazgo auténtico, sino autoritarismo jerárquico
• Intervención del partidismo político o el fundamentalismo religioso
Se maleduca en cultura organizacional diseñada como corsé o prótesis que amarra, inhibe e impide moverse con iniciativas, libertad, confianza, talentos, creatividad; en un aparato burocrático rígido y pesado que asfixia la gente; un ambiente emocional y mental tóxico.
Y si los problemas provienen de la sociedad enferma, ¿la escuela es el contrapunto de heroísmo que reforme la sociedad? Si la escuela habita en un ambiente de locura y violencia, ¿cómo educar cordura y paz? Si la sociedad padece desidia colectiva, ¿cómo la escuela anima las consciencias? Si instituciones sociopolíticas, familiares, económicas, religiosas, se han pervertido en corrupción, ¿cómo educar a estudiantes en su responsabilidad cívica-ciudadana? Si la sociedad está enferma y demente, la escuela reproduce ese malestar. La erosión de credibilidad proviene de hipocresías, mentiras y fraudes en la sociedad. Los valores para educar auténticamente, como son integridad, veracidad, reciprocidad respetuosa, libertad, y otros, se respiran en un ambiente macro-social. No estoy recargando las tintas en una postura en exceso estructuralista, sólo indico que esos valores piden el concurso de responsabilidades que trascienden el ámbito escolar. Es injusto, insensato y cruel pedir a educadores asumir responsabilidades sociales, familiares y de otra índole que deben ser parte del contexto de apoyo a los mismos educadores.
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