Thursday, June 27, 2013

Eres responsable de tus pensamientos II

Eres responsable de tus pensamientos II

Desde el Renacimiento, la cultura occidental ha ido profundizando y refinando el conocimiento del universo en su multiplicidad de fenómenos físicos, químicos, biológicos y naturales. Es un logro extraordinario de la mente humana si lo comparamos con los mamíferos que anteceden. Es un gran salto cuántico/cualitativo en la evolución del cerebro y mente humana la capacidad de explicar con precisión las relaciones de causa-efecto, propiedades y funcionamiento del universo material. Como resultado de esa fuerza mental somos expertos en el conocimiento de numerosos campos científicos que han aportado grandes logros así como grandes desgracias a la Humanidad. Tenemos el inmenso poder de crear ciencias muy sofisticadas en la fabricación de tecnologías avanzadas que viajan al espacio extraterrestre para captar, registrar y enviarnos data del origen del Universo. También somos capaces de aniquilar pueblos enteros y destruir inmensas áreas geográficas por la fisión de diminutos átomos.

Hemos hipertrofiado zonas de nuestro cerebro, descuidando un desarrollo armónico de nuestro ser. La mente enfocada primordialmente en las ciencias del mundo material y objetivo, puede perder su conciencia de discernir lo beneficioso de lo dañino al desarrollo de la Humanidad y la sustentabilidad Planetaria.  El consejo del oráculo de Delfos de la tradición socrática “conócete a ti mismo y conocerás en Universo”  se tomó al revés. Al querer conocer, primero, el universo material nos hemos perdido en el micro de la física y el macro astronómico sin acercarnos al ser que quiere conocer, el Yo interno que busca saber tantas cosas, pero una primordial y anterior a todas: saber quién soy, mi verdadera y auténtica identidad.

Todos se quejan y quieren cambiar el mundo. Políticos, religiosos, economistas, psicólogos, sociólogos, educadores, periodistas, etc., todos quieren cambiar al mundo y los demás. Creen con ingenuidad que pueden corregir el caos y malestar social actuando sobre la colectividad y el mundo externo. No es posible.

No podemos cambiar nada en el mundo con sólo el acto volitivo de querer. Soy yo quien cambio mi mente. El cambio que despierta es adentro, no en el mundo externo. Decía Ghandi “el cambio que quieres ver por fuera, empieza en ti, cambia tu mente, no de otras personas”. Sabio consejo. La mejor contribución que puedes hacer al prójimo, el mejor regalo a dar al mundo, es mejorar tu vida. El comienzo es reconocer el poder de tu mente para tomar decisiones. Empiezas con tus pensamientos. Veamos  una metáfora teatral que nos ayuda a entender la importancia de guiar la mente de modo positivo, constructivo y feliz.

Vivir en el mundo es un teatro. Somos actores. El escenario de la obra teatral se lleva a cabo en la pantalla mental. Debemos ser los protagonistas principales, no  secundarios. Seamos también los escritores, productores, músicos y directores de nuestra obra. Seamos libres de pensar qué quiero proyectar en la pantalla mental, y no ser esclavos de pensamientos que me perturban y hacen sufrir. Ser amo, no sirviente de la mente. No ser espectadores pasivos de pensamientos que me hacen infeliz. Dejar de dar más vueltas al rollo del pasado que me ata y del futuro que temo. Debo andar por la vida con una mente relajada, tranquila, en paz, sin pensamientos negativos que la agiten y perturben.

En el teatro tenemos dos opciones a elegir: o seguimos la dirección sabia, inteligente, saludable y amorosa del Espíritu que nos hace libres y felices, o nos dejamos arrastrar por la manipulación torpe, enfermiza, engañosa y furiosa del ego que nos esclaviza en infelicidad y sufrimiento. En la mente hay dos opciones, dos voces diametralmente diferentes, dos mentalidades opuestas, una conduce a la libertad, la paz y la felicidad, otra conduce a la prisión del rencor, la violencia y el sufrimiento. Espíritu o ego. Hay que elegir.

Mente espiritual o mente del ego, cada una con su Sistema Mental Ideas (SMI), uno libera, otro aprisiona. Podemos aprender a observar y reconocer qué SMI está dirigiendo nuestra mente en cada momento. Según te conectes a cada SMI, así experimentas tu vida en este mundo. ¿Qué dirige tu vida? ¿Qué escribe el guión de tus pensamientos y acciones? ¿Qué manda dentro de ti? Repitamos: la mente crea pensamientos-energía que producen ideas. Los pensamientos-energías van formando imágenes, palabras y cuentos que “pasan” por la pantalla mental. Esos pensamientos definen nuestras creencias sobre la realidad, la verdad, quiénes somos, el mundo que vivimos, lo que debemos hacer o no hacer. Así funciona la mente:

Pensamientos se Proyectan se Perciben. Lo que pienso lo proyecto, lo que proyecto lo percibo (PPP): Pensar→Proyectar→Percibir. Pienso una idea, la proyecto afuera y la percibo. Es decir: lo que yo percibo afuera en el mundo es la proyección de lo que pienso. Fíjate bien. Lo que “ves” afuera es lo que piensas adentro. Ves lo que quieres ver. El ego te hace creer que el mundo de afuera es la causa de tus pensamientos o estado mental. No. ¡Es al revés! La mente causa el mundo que ves. Los eventos externos no causan tu percepción; tu percepción es efecto de tu proyección.

Yo soy responsable de lo que percibo o veo. ¿Por qué? Por elegir el sistema mental con que quiero pensar. Las percepciones no son hechos objetivos ni reales, sino interpretaciones mentales. Reitero: lo que veo afuera es reflejo, espejo, la interpretación de mi mente, por tanto, percibir es interpretar, dar sentido, significado, valor o importancia a algo. Esto es crucial para aprender a dirigir mi mente y pensamientos bajo la autoridad de mi Espíritu. Emprende por fin esa crucial decisión, la más importante de tu vida, la que te permite dar bienvenida, en cada instante, a la voz que sabe guiarte con sabiduría infinita por el camino de tu felicidad.  La voz interior de tu Espíritu en tu corazón. Seguimos explorando esa idea.

Pedro Subirats Camaraza

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