Significados
La
palabra “filosofía” nace en Grecia hace unos 2,600, se compone de dos vocablos,
“philos”, que significa amigo, amante, y “sophia” que equivale a sabiduría. Filosofar
es ser amante de un tipo de saber poco común, no es específico de esto o
aquello en particular, no es saber maquillar, operar vesículas, pilotear
aviones, cocinar, dibujar, esas son ciencias, técnicas y artes específicas que
se aprenden en escuelas; la sabiduría se aprende en el vivir cotidiano consciente
que destila una madurez notable llamada experiencia
de vida.
Amistad
con la sabiduría es aspirar a vivir bien, una vida que merece vivirse, ser
feliz. Pero seamos prudentes, honestos, no decimos que filosofar es panacea
automática de felicidad, no es receta para conducirse felizmente por la vida.
No es así. Los humanos somos frágiles, vulnerables, sufrimos en un mundo duro,
cruel, expuestos a violencia e injusticia, sentimos frustraciones y desencantos
que debilitan o dudan la esperanza y la fe, es difícil amar con tanto odio
alrededor… y la filosofía no es antídoto ante los males del mundo.
Eso
no quita la aspiración a pensar la vida que merecemos vivir. Filosofar es
terapéutico, el poder del pensamiento no debe subestimarse. Pensar cómo vivir bien
es una plataforma en el hard drive mental. Sin pretensión arrogante de poseer
sabiduría, la mente puede amarla. Es posible diseñarnos un sistema operativo
mental de vivir, con las aplicaciones (Apps)
que se necesitan para navegar mares tumultuosos del mundo. En este sentido, la
filosofía sirve de brújula en el camino. Más sobre eso lo conversamos en clase.
En la filosofía
encontramos tradiciones que interpretan diversos significados de filosofar.
Todas acogen una idea: filosofar es maneras de pensar con intenciones. Veamos
algunas.
·
Pensar la vida en busca del sentido de vivir.
·
Pensar sobre la verdad, el conocimiento.
·
Pensar principios de lo existente, una explicación
coherente de lo real.
·
Pensar de modo racional, con argumentación
lógica, sin acudir a mito o religión.
·
Pensar el lenguaje aclarando sentidos y
significados.
·
Pensar en síntesis holista.
Estas seis
aproximaciones a filosofar se interconectan. Quizá es un ojo con seis miradas.
Temas
Los temas de la filosofía son ilimitados. Nacen con
preguntas, como las que hacíamos en nuestra niñez: ¿qué es eso?, ¿por qué?,
¿por qué es así y no de otra forma?, ¿cómo es posible que exista eso?, ¿es
verdad?, ¿para qué?, ¿quién lo dijo?, ¿cómo lo sabe?, ¿qué quieres decir?
Preguntas filosóficas son de wake up call, ¡despierta!
Grosso modo, señalo grandes temáticas, que no abarcan
la totalidad de filosofar, pero son indicativas de asuntos claves en pensar la
vida, el mundo, pensarnos nosotros.
¿Qué
es lo que existe? ¿Por qué? ¿Qué es lo real?
¿Qué
es conocimiento? ¿Qué podemos conocer? ¿Cómo sabemos?
¿Qué
decimos? ¿Qué significa esa palabra, ese concepto, esa idea o creencia?
¿Qué
es la verdad?
¿Qué
es el bien?
¿Qué
es la belleza?
¿Qué o quién es el ser humano?
En
la historia de la filosofía encontramos áreas del filosofar con una
terminología especial, con tono sofisticado, que piensan esos temas. Se conocen
como metafísica, epistemología, ética, estética, ontología, antropología, y
otros. Es un problema de conocimientos que usan un lenguaje para iniciados.
Pero eso es otro tema. Pues en el amplio horizonte de filosofar la filosofía es
ilimitada. ¿Qué filosofamos? Todo. ¿Cómo? Pensando todo con preguntas que
problematizan. Las ciencias, artes, profesiones, trabajos, tecnologías,
política, economía, la historia, religiones, negocios, ocio, sexualidad, salud,
ecología, derechos de animales, poder, espiritualidad, el universo… A todo se
aplican las preguntas ¿qué?, ¿por qué?, ¿cómo es así y por qué no?, ¿qué hacer
y no hacer?, ¿para qué?
Es lamentable
que en escuela y universidad no se estimule a filosofar para cuestionar todo,
repensar todo lo que se cree definitivo y final. Si una carencia tenemos es
pensar, aunque se “piense” lo contrario. Si en algo excedemos es la banalidad de
ideas y la estupidez. Si una adicción terrible nos atrapa es la distracción en
tonterías.
A quienes
estudian educación, conviene filosofar la educación. Porque ella, la educación, es la más
ultrajada de las realidades humanas, violada por sistemas y por las instituciones
“educativas” con absurdos y sinsentidos. Pero no quiero estar demasiado trágico.
También
hay razones para la esperanza, la fe, la amistad amorosa de filosofar. La luz
habita en la oscuridad, dice la filosofía estoica. La importancia de filosofar
la educación se debe no sólo a vivir en la oscuridad de la caverna, sino que
somos conscientes de esa oscuridad; y en ocasiones vemos la luz que penetra la
oscuridad. Entonces experimentamos algo de la liberación que habla Platón en el
mito de la caverna (República, libro
VII, 514a-515a.). Y nos reconocemos como el género que atraviesa de la
oscuridad a la luz, de la inconciencia a conciencia, de la ignorancia a la
sabiduría, amigos del saber vivir, la vida que nos sabe bien. Ese género es el humano.
No comments:
Post a Comment