1. En una tradición académica conservadora, que ya es
obsoleta, la filosofía se sitúa del lado teórico, abstracto, mientras la educación
se concibe del lado práctico, concreto. Estudiantes de filosofía aprenden
leyendo autores que especulan ideas, es un leer especulativo de ideas y
autores, raras veces es la propia voz que piensa ideas propias. Estudiantes de
educación aprenden pensando ideas y haciendo prácticas.
2. El pensador
de Rodin tipifica el filosofar, en este caso, ante las puertas del infierno, y
ante esas puertas, qué hacer sino sentarse cabizbajo a ponderar ¿en qué comedia
divina estoy? La maestra tipifica la educación con su hablar, escribir,
escuchar, preguntar, responder, los verbos que describen acciones pedagógicas
con estudiantes. El pensador filosófico tiene tiempo de ocio para cavilar las perplejidades
del mal, castigos eternos, lo absurdo de esa comedia divina. La maestra,
inmersa y ocupada en actividades prácticas, carece de ocio para sentarse a especular
el destino humano en la vida concreta de sus estudiantes.
3. En esa tradición académica, la filosofía es uno de
los “fundamentos” de la educación, similar a otras disciplinas del conocimiento
con un cuerpo de teorías y postulados sobre la educación, y tradición histórica
en obras, autores, docentes, investigadores, los expertos en: sociología,
psicología, historia, economía, política, administración o gerencia, investigación,
estadística, neurociencias, etc. Los cursos académicos de esas áreas del
conocimiento que analizan, explican, describen, plantean preguntas y problemas,
a veces prescriben lo que se debería hacer en educación, se denominan fundamentos de la educación.
4. La utilidad de la filosofía consistirá en fundamentar
la educación con teorías que sirven a las prácticas educativas. Se hace mediante
reflexiones en áreas especiales de la filosofía: ontología sobre el ser del humano;
epistemología o reflexión del conocimiento y la verdad; ética o ideas sobre el
bien y el mal, virtudes morales, la consciencia; filosofía política o ideas de
justicia, bien común, poder y autoridad; metafísica acerca de la realidad, lo
existente, el principio de todo, arjé.
Se presume que la filosofía sirve para considerar fines educativos, el lenguaje
en educación, por qué de las prácticas, también sirve la filosofía para que
escuelas, universidades, y demás instituciones educativas piensen su misión y
objetivos.
5. La educación sería un campo del quehacer humano, inmemorial
en el tiempo, ubicuo en todos los ámbitos sociales y los contextos culturales;
y sobre todo, es lo que acontece en las instituciones educativas. Para las
disciplinas o conocimientos mencionados, la educación es la materia prima para
estudiar un objeto: el fenómeno educativo.
6. Es el reino del conocer teórico aplicado a la práctica. En ese reino, filosofía
es un pensar sobre educación, fuera
de ella, y la educación es el campo inmaculado a ser fertilizado por la
filosofía y demás conocimientos disciplinarios que le dan vida, dirección, fundamento.
7. He aquí un problema. Al ver la filosofía primordialmente
del lado teórico, y la educación del lado práctico, el pensamiento filosófico se
idealiza en una pureza ilusoria, y despojamos a la educación de su poder reflexivo,
crítico, en la praxis. En Marx, praxis significa
acción que transforma personas, naturaleza y mundo -en la undécima tesis sobre
Feuerbach-. El problema para quienes nos dedicamos al quehacer educativo
-somos, en realidad, todas las personas en la sociedad- es no entender la
relación indivisible de filosofía/educación. Es creer que educación se
comprende desde un pensar filosófico separado de ella. Se sustrae a la educación
su praxis; se sustrae a la filosofía ser acción transformadora; se le niega a
la educación el pensar autocrítico; se le niega a la filosofía la inmersión en la
experiencia.
8. Hace bien pensar que educación es experiencia e intuición. Necesitamos conversar sobre una filosofía de la experiencia y la intuición. Lástima que apenas se
habla de eso, porque experiencia e intuición son el acceso directo a la
realidad, es lo primario en la configuración del sentido, de la sensibilidad y del
saber. Desde Kant y Hegel sabemos que la intuición es más válida que la razón
como fuente primordial de conocimiento,
y que la experiencia es constitutiva de identidad y condición que posibilita la
apertura al mundo y al conocimiento.
9. ¿Filosofar experiencias en educación? Ni
pensarlo. ¿Filosofar educación sin certidumbres? Ni pensarlo. Bastan
estándares prefabricados. ¿Intuición en educación? ¿Y cómo se planifica? Quedémonos
con planes didácticos, curriculares, planes y más planes. No queremos educación
impura, ni conocimientos impuros. Nos asustan teorías inseguras y prácticas a
reinventar.
10. Apostemos por filosofía y educación que sean,
ambas al mismo tiempo, pensamiento y experiencia, filosofía como
pensamiento y experiencia; educación como experiencia y pensamiento; filosofía y educación mestizas. Tengamos el valor de
vivir con la impureza de pensar y experimentar. El coraje de arriesgarnos sin
saber el punto de llegada, ni el punto de partida. Educación en su originalidad
radical. Filosofía en su originalidad de sabiduría. Y ambas, filosofía y
educación, del riesgo, la novedad, lo incierto, del disfrute de la libertad.
11. Educación, praxis pensada. Filosofía, pensar en praxis.
La filosofía en la potencia de la experiencia. Educación en potencia reflexiva.
Filosofía sale de su falsa seguridad. Educación se libera del activismo
irreflexivo. El desafío es pensamiento y experiencia simultáneos. La educación como experiencia transformadora y la
filosofía como pensar transformador. Es la diferencia entre profesor y maestro,
entre transmitir conocimientos unilateralmente, y abrir una experiencia dialógica
en la que se juega la falla del saber, los caminos de un saber abierto. Nada más
difícil ni más venturoso que experimentar educación en incertidumbre, improvisada,
y por ello, en una confianza de enseñar-aprendiendo y aprender-enseñando. Nada
de educación como imposición autoritaria que busca uniformidad cognitiva.
12. ¿El sentido de la educación? A inventarse, no
puede darse, no es producto fabricado. ¿El sentido de filosofía? La búsqueda de
un saber vivir bien, sabiduría. Gran tarea por delante: una educación abierta a
experiencia e intuición de una realidad a crear, en libertad. Educar en la
experiencia del cuidado mutuo, la vida que merecemos vivir, la sabiduría, amar.
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