Wednesday, May 25, 2016

¿Qué ver en la filosofía educativa de una institución educativa?


I

Si deseamos conocer aspectos de una institución educativa, digamos, currículo, pedagogía, reglas, salubridad, nutrición, áreas verdes, condiciones de trabajo, finanzas, planificación, y otros asuntos de organización, funcionamiento y dirección, ¿qué hacemos?, ¿qué ver? En cada caso abundan checklist templates gratuitos o baratos; son listas de cotejo con ítems de criterios o “estándares” (ay palabrita cuánto fastidias) para observar, recopilar información y verificar estado de situación o “cumplimiento” (ay, ay, qué dúo). A veces podemos medir con escalas desde 0 zona de desastre a 5 excelencia. Pero señores, no necesitamos peritaje ni instrumentos sofisticados al ver condiciones de los baños y decir que ni un puerco entra ahí. Ni ser expertos en paisajismo botánico al testimoniar belleza y funcionalidad del patio.

En fin, no vamos a oscuras a otra galaxia. De instituciones educativas sabemos lo suficiente en conocimientos, experiencia y sentido común para ver las condiciones que posibilitan una educación digna del humano, o al contrario.

La palabra “ver” se refiere a visión sensorial y a visión cognitiva. Esa fue una de las grandes aportaciones de la filosofía griega, destacar la visión intelectual, la aprehensión de Ideas, el lógos. ¿Viste qué feo el novio de Rodulfa? Sí feísimo, pero ella lo ve hermoso. Dos miradas diferentes. Al decir “veo lo que dices” no veo con ojos sensoriales las palabras. Si digo “veo la lógica de tu planteamiento” mi ver es cognitivo de un argumento. Bartolo dice “viendo ese arco iris me acuerdo de ti”, es cursilería, no importa, ese arco iris él lo ve con un ojo de su cara, porque es tuerto, y le recuerda escenas enamoradas. La palabra “ver” la vemos con mirada corporal y mirada del pensamiento.

“Ver” filosofía educativa es una visión de la inteligencia. No ciencia empírica experimental.
Es un modo filosófico de pensar. Un modesto oficio.

Para conocer la filosofía educativa de una escuela o universidad lo que hacemos es pensar su razón de ser en una comprensión del humano, del mundo y de la educación.

¿Métodos? Bastan tres: hablamos con gente, vemos documentos y pensamos. Pensamos:
-          con preguntas sobre aspectos filosóficos de la educación
-          sobre el lenguaje que se dice y las prácticas que se hacen
-          con sentido crítico que discierne, problematiza, cuestiona
-          las observaciones que hacemos y las intuiciones que sentimos

La filosofía educativa es el ADN del organismo educacional. Los cromosomas se forman por ideas, creencias, valores, utopías, cosmovisiones, que son elementos abstractos, intangibles, inmateriales, acerca del sentido de vivir, quién es y debería ser el humano, en qué mundo le conviene convivir, y otras consideraciones que luego veremos.

La filosofía educativa de una institución es el lógos, la justificación de existir, la legitimación social de ofertar un bien común, la educación.

El lógos es palabra filosófica que honra la presencia ontológica, epistémica y ética. Del logos nace el logotipo, emblema distintivo de la escuela o universidad. Palabras en latín, griego o español, con gráficos, incrustados en pared, inscritos en documentos oficiales. Si el logotipo lee “excelencia”, ¿qué quiere decir?, ¿qué acontece en la realidad cotidiana?, ¿cómo se sabe? Estamos en pleno ejercicio de filosofar la educación simbolizada en el logotipo.

Ese oficio de pensar está en extinción. Intentemos recuperarlo, ¿te parece bien?

II

La filosofía educativa es como una atmósfera en relaciones intersubjetivas en que se tratan ideas, creencias, intereses, necesidades, problemas, soluciones, decisiones, acciones, en que sujetos intentan la convivencialidad (Iván Illich) en cuatro formas de comprensión:
-          comprensión de las personas en la alteridad y en lo común
-          comprensión de cada persona consigo misma
-          comprensión de la cuestión que se está tratando, qué, por qué, para qué
-          comprensión del proceso-en-sí de las relaciones-en-sí 

Es imposible definir esa atmósfera con precisión instrumental. Pero se siente. El humano posee sensores afectivos -biológicos y psicológicos- en que percibe el aire humano cuando es cálido, cordial, confiado, o por el contrario, de frialdad adversaria y desconfiada.

Estética, higiene y funcionalidad de la naturaleza, los edificios y los materiales, reflejan una concepción del humano habitando y conviviendo. Currículo, reglas, clasificar personas en rangos sociológicos, evaluaciones, autoridad, poder, enseñanza y aprendizaje, reflejan una concepción del humano en el acontecer educativo. 

Filosofía educativa lo impregna todo. Bella palabra ‘impregnar’. Las personas se empapan de ideas, creencias, acciones. El pensar tiene liquidez que nos moja anímicamente.

III

Al visitar una institución educativa preguntando ¿cuál es su filosofía educativa?, la persona que atiende podría disimular perplejidad inicial. Entendemos. Enseguida, para aliviarle el susto intelectual ante una pregunta compleja y respuestas ambiguas, le decimos ¿tienen un documento que describa su misión o metas?, ¿un panfleto informativo que dan a familias y estudiantes? Ya esa petición es más llevadera.

En alguna oficina podrían darnos documentos que contengan: la historia a vuelo de pájaro de la institución con fotos memorables, un enunciado de misión y objetivos educativos, las ofertas de programas curriculares y grados otorgados, perfiles de estudiantes, y ese tipo de información en que, de un modo u otro, se mencionan características de comportamiento, valores, actitudes, habilidades y conocimientos: el modelo ideal del estudiante-educado.

Manos a pensar. Leemos e interpretamos la documentación con ojo de detective filosófico. Manos a lupa de pensar. En palabras escritas, de manera explícita o implícita, veremos una antropología filosófica (concepción del humano), una filosofía sociopolítica (concepción del mundo) y una teoría sobre educación (concepción de educar). Pregunta no indiferente ni neutral: ¿qué humano, en qué mundo, con qué educación?

Valiosa pregunta. Nos va la vida en ella, en pensarla y en responderla.

IV

De la matriz conceptual de la pregunta nacen retoños filosóficos. Veamos nueve:

Idea del humano                   El humano educado              La vida buena
Fines educativos                   Mundo ideal                           Lenguaje
Conocimiento                        Currículo                                Pedagogía

El humano. Educar supone una concepción del humano a educar. Ya en nuestros ancestros hace 250,000 años hay dibujos expresando búsqueda de ¿qué somos?, ¿de dónde venimos?, ¿qué enfrentamos? La historia humana es la narrativa artística, religiosa, política, científica, filosófica, de nuestro origen y propósito. ¿El humano tiene una naturaleza igual en todos? ¿Nace egocéntrico o altruista? ¿El origen humano es evolución natural, devenir histórico, plan divino, inteligencia cósmica, azar? ¿Somos libres o determinados? ¿La vida humana tiene alguna finalidad? ¿Qué hacemos en el mundo? ¿Qué o quiénes somos?  

Humano educado. Es lógico suponer que educación educa. Supongamos vienen a mi hogar misioneros religiosos a salvarme, y les digo “no me jodan”. Si dicen ¡qué viejo maleducado!, ¿tienen razón? Pero si digo “gracias hermanos, recen conmigo, sálvenme del pecado”. Ya dirán de mí, ¡qué anciano tan educado! ¿Por qué una valoración de educado o maleducado? ¿Ser educado se define por cultura, persona, situación? ¿Hay características de la persona educada que se pueden determinar y observar? ¿Habrá graduandos universitarios canallas, corruptos, a pesar de estar educados en educación superior? ¿En qué consiste ser educado?

Vida buena. Educar para ser malo o estúpido es un contrasentido. Al hijo que no quiere ir al colegio no se le dice “debes ir para ser malo y morón”. Se asume educar hace un bien, como sea se defina. Los organismos internacionales identifican indicadores para determinar la calidad de vida en países. Premio Nobel hablan de felicidad, bien común, paz, derechos, de la democracia, justicia, etc., y los relacionan con la educación. ¿Por qué? ¿Qué es vivir bien? ¿Por qué tantos pronunciamientos que vinculan calidad de vida, el bien y la educación?

Fines educativos. Las instituciones educativas intentan educar, es decir, se proponen fines o razones para educar. ¿Qué o quién determina los fines de la educación? ¿De dónde surgen los fines? ¿Con qué derecho las personas, instituciones o gobiernos asumen autoridad para educar a otros? ¿Los fines educativos son iguales para todos? ¿Cómo saber si hacen bien? ¿Fines educativos son puntos de llegada de un proceso o son inherentes al proceso? ¿Puede haber educación sin fines? ¿Qué se entiende por fin educativo, en definitiva? ¿Pudieran los fines perjudicar y pervertir la educación? ¿Cuándo, cómo, y por qué pudieran beneficiar?

Mundo ideal. Itard no pudo educar al niño de Aveyron. Es axiomático: el humano se educa en el mundo humano. Pero ¿en qué mundo? Utopistas suelen decir que el humano es lo que es, lo que puede ser, lo que quiere ser y lo que debería ser. El desiderátum de educar es insatisfacción con el presente para mejor futuro. ¿Por qué no el mundo tal como es? ¿Deben instituciones educativas fomentar ideales políticos, económicos, socioculturales, religiosos? ¿Deben universidades y escuelas ser agentes de cambio? ¿Hay valores de un mundo ideal? ¿Perseguir un mundo ideal nos aleja de situarnos en el real? ¿Ideal de perfección no es una ingenuidad enajenante?

Lenguaje. El lenguaje nos constituye como seres de razón (en griego lógos es palabra y razón). El humano no sólo se expresa en palabras, sino existe a través de ellas. La filosofía se ocupa del lenguaje. Filosofar, entre otras cosas, es averiguar qué se dice con palabras. ¿Qué significan democracia, libertad? Educar es acto de comunicación y el lenguaje es la mediación comunicativa esencial. Necesitamos saber qué se dice, qué se quiere decir, si decir y hacer coinciden. En lenguaje educativo, como amor y negocios, queremos saber la verdad del decir, la intención de lo que se quiere decir y si palabras y actos corresponden.    

Conocimiento. El humano nace en un mundo que no hizo, lo hereda, y habrá de ingeniarse a sobrevivir entre las cosas y convivir con humanos; tendrá que conocer lo que le rodea, su entorno de vivir. “Conocimiento” es palabra clave del aprendizaje humano. La educación se sostiene por algo esencial: el recurso a la verdad como principio regulador. Preferimos los conocimientos verdaderos y confiables, a falsos y dudosos. ¿Cómo saber si un conocimiento es verdad? ¿Los conocimientos son objetivos o subjetivos, relativos o universales? ¿Hay conocimientos más importantes que otros para educar? ¿Qué es conocer?    

Currículo. El currículo escolar es análogo al menú del restaurant: oferta que se presume sabrosa y nutritiva. Currículo de conocimientos que agradan y hacen bien. ¿Cómo saberlo? ¿Qué razones determinan qué incluir y excluir del currículo? Astronomía sí, astrología no, ¿por qué, si su origen es igual? ¿El currículo, igual para todos, es diferente según personas y culturas? ¿Qué hace que un conocimiento sea en verdad educativo?

Pedagogía. Pedagogía entendemos teorías y prácticas de enseñanza y aprendizaje. Pregunta pertinente: ¿esa enseñanza, ese aprendizaje, esa experiencia pedagógica, es educativa? ¿Hay aprendizajes y enseñanzas no educativas en instituciones educativas? ¿Por qué? ¿A qué se debe que tantos estudiantes aprenden tan poco tan mal con tanta enseñanza durante tantos años? ¿Existen pedagogías demostradas en educar? Según Platón, el ser humano se motiva por éros, filía, ágape: afecto, pasión, amor al ser/saber. Parecería razonable que la pedagogía se impregne de afecto, pasión y amor. Pero no suele ser así. ¿Por qué? 

Al filosofar la educación buscamos claridad, coherencia y pertinencia en el decir y el hacer educativo. Filosofamos educación porque queremos hacernos un bien llamado educación.

Nada más y nada menos con el modesto oficio.



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