Sunday, October 13, 2013

Verdad II


En hebreo, emet (ser sólido, estable, fiel) y emunah: seguridad, confianza. El hombre verdadero es el “fiel”, el que cumple. Por eso, Dios es el único Verdadero o la Verdad, porque cumple siempre sus promesas. En este sentido religioso y metafísico, el órgano de la verdad no es el logos, sino la confianza y la fe. Piensa el semita que un objeto es verdaderamente real cuando un día llegue a ser lo que él espera de esa parcela de la realidad. La virtud del israelita es personal y teologal: la fe en Yahvé, Dios.

En filosofía ¿qué es verdad? Es lo que es o lo que es conforme a lo que es. Se pueden distinguir estos dos sentidos, al hablar respectivamente de veritas rei y veritas intellectus, como hacían los escolásticos: verdad de la cosa y verdad del entendimiento, o bien al distinguir como Heidegger, aletheia (verdad como desvelamiento del ente), y veritas (la verdad como acuerdo o correspondencia con el pensamiento y lo real); En efecto, en griego, aletheia es de-ocultamiento del ser, que está oculto, velado, pero que puede ser comprendido por el logos, razón. 

Para el griego, es verdadero lo real, cuando des-cubriéndolo, viéndolo y comprobándolo descubre que su apariencia no era falsa. Lo opuesto a la verdad para el griego es la falsificación, mientras que para el hebreo es la desilusión. La definición clásica de verdad, de Isaac Israeli, es adequatio rei et intellectus, la conformidad de la razón con el ser de la cosa, o la identidad, encuentro entre el ser y el pensar, la verdad metafísica heideggeriana. 

En El ser y el tiempo, Heidegger afirma que tres son las tesis tradicionales sobre la verdad: 1. el lugar de la verdad es la proposición (el juicio); 2. la esencia de la verdad reside en la concordancia (adaequatio) del juicio con su objeto; 3. Aristóteles quien puso en marcha la definición de la verdad como concordancia. Se habla de una verdad ontológica (verdad de lo que es; ser y verdad son convertibles); y de una verdad lógica (relación de adecuación de la mente humana con el ser objetivo). Según él, lo verdadero y lo falso no están en las cosas, sino en la razón, y el juicio sería el lugar de la verdad; es decir, la verdad sería una propiedad de los enunciados. 

Kant defiende esta visión idealista de verdad, al decir que  es la “conformidad del pensamiento consigo mismo”, esto es, la verdad no reside en la concordancia con lo real de las cosas externas, sino en el ajustamiento del acto cognitivo a las leyes del pensamiento (condiciones a priori). Los existencialistas hablan de una verdad existencial, la coincidencia del hombre consigo mismo. Hasta nuestros días el debate continúa, en la insaciable búsqueda y las interpretaciones de la verdad (ver Apuntes de epistemología, partes 8 a 10. Atentos a que ella se nos revele poco a poco. 

Pedro Subirats Camaraza

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