Una característica notable
de la inteligencia es ser flexible. La mente
flexible es un estilo de vivir, una habilidad de guiar el rumbo y el destino
de nuestras vidas, ver si es adecuado, y si no nos conviene ni beneficia, rectificar
y cambiar viendo otra mejor opción. Flexibilidad de fluir en el Tao (hace bien
meditar esa formidable lectura del Tao Te King).
A veces las
circunstancias en que estamos son estresadas por las clásicas cuatro P’s:
Prisa. Presión. Problemas. Preocupaciones.
Esas tensiones
dificultan pensar, entorpecen la visión clara y correcta de las situaciones. La
mayor parte de las circunstancias no están bajo nuestro control. Otras sí lo
están. Hay que saber discernir.
El poder que
tenemos en toda circunstancia es la mente flexible con amplio perímetro de
perspectivas y posibilidades. Mente flexible, abierta, adaptativa, con más
capacidad de ver situación, imaginar opciones, tomar decisiones, actuar con
inteligencia (sin estupidez) y navegar por la vida fluyendo serenamente, a
pesar de las jodiendas del medio ambiente.
Al contrario, la mente
rígida, inflexible, típica del estúpido y mediocre, es propensa a sufrir todo
tipo de trastornos psíquicos, y peor, afectará mal a los demás y al entorno. En
palabras más claras, la persona jodida consigo sale al mundo a joder a otros. Es
una ley invariable de la estupidez colectiva en la historia de la humanidad.
¿Quién no ha
sufrido los embates de la estupidez recalcitrante de quienes por su rigidez
mental se nos quieren imponer con sus ideas estúpidas? ¿O que no cambian puntos
de vista demostrados inútiles, falsos, obsoletos, peligrosos? ¿O que cometen
errores habituales con olímpica torpeza?
Dogmáticos, fanáticos,
fundamentalista, proyectando sus tonterías, en especial si se trata de moral,
sexualidad, política, religión, esas áreas de la vida en que se invierten
creencias fuertes, cargadas de emoción incontrolable por la inteligencia.
Por fortuna la
mente flexible fortalece sentimientos de sana autoestima, facilita mejores
relaciones interpersonales, nos acerca a una vida tranquila, serena, en paz, feliz.
La persona de mente
flexible no teme la incertidumbre de lo desconocido, o lo nuevo, o lo
diferente. Una existencia sin riesgos, anclada en las rutinas y en lo predecible,
empobrece la aventura de vivir, es un existir marchitado en sus posibilidades
de evolución.
Insisto: mentes
cerradas son un problema para sí mismas, un agobio a los demás y una tragedia
para sociedades que viven. Impiden el progreso histórico, retardan la evolución
de la consciencia humana, dificultan cambios necesarios -aunque dolorosos en
ocasiones- para poder mejorar.
Mentes inflexibles,
cerradas, dogmáticas, son un infierno al mundo.
Las mentes
flexibles muestran, entre otras, estas características:
No temen discrepancias,
pueden conversar temas difíciles con serenidad
Son capaces de
dudar y cuestionar sus propias ideas y creencias
Con naturalidad y
sentido de humor aceptan las críticas y evitan caer en justificaciones
Con apertura y sentido
de humor cambian puntos de vista cuando la situación lo amerita
No necesitan
solemnidades ni formalismos acartonados para ponderar o exponer sus ideas
No se inclinan ante
las normas tradicionales si la ven absurdas, ridículas, obsoletas
Son inconformistas
por naturaleza
Son transgresoras
de la tradición cuando ésta ya impide el avance
Se oponen a toda
forma de prejuicios, injusticias, discriminaciones, violación a la dignidad
Tienden a dar
perspectivas amplias, esperanzadoras y optimistas
No son superficiales
ni simplistas en sus análisis, apreciaciones, juicios sobre las cosas
Su manera de pensar
es profunda, honda, abarcadora
Su manera de pensar
acepta la complejidad, sin ser complicada
Rechazan los
autoritarismos y totalitarismos, individuales y sociales
Defienden el
pluralismo, las voces múltiples
Distinguen del
pluralismo y la multiplicidad, las voces inteligentes de las torpes, necias
Personas con mente
flexible no son un dechado de virtudes, no son paradigmas de santidad ni se
erigen en modelos admirables, ni nada por el estilo. Simplemente buscan
liberarse de las tonterías del mundo, las necedades en que vivimos, las
mentiras e hipocresías.
Su fuerza radica en
inventarse a sí mismo y fluir con los eventos sin lastimar ni lastimarse.
Su razón no se
petrifica, es “razón que siendo razonable” refrenda en la vida buena.
No es veleta
sometida a embates del viento que se mueve sin un norte, sino embarcación con
motor propio, con timonel propio, que resuelve cambiar de ruta si era
equivocada o de destino si éste no satisface ni da contentamiento.
Evita ese cóctel
retardatario: negativismo, pesimismo, dogmatismo y oscurantismo.
Disfruta el buen
vino de tu inteligencia, abierta, flexible, y recuerda, bondadosa.
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