Thursday, January 12, 2017

Acabando etapas de nuestra vida


Todo pasa. Acepta esa verdad. Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella, más allá del tiempo necesario, pierdes la serenidad del ahora y la fuerza de renovarte. Acabar etapas, cerrar círculos, cerrar puertas, terminar capítulos, pasar la página, poner punto final, hay muchas maneras de decirlo: lo importante es cerrar el pasado, acabar ese resentimiento, sanar esa culpa, que estorba tu paz. Deja ir esos momentos que se te van clausurando, que pasaron, se fueron, quedaron atrás, no son parte de tu presente, no son tu realidad actual, no son tu verdad, no existen ahora.

¿Terminó tu trabajo? ¿Se acabó la relación? ¿Ya no vives más en esa casa? ¿Debes irte a otro lugar? ¿La amistad se acabó? ¿Tu marido no te ama? ¿Tu esposa se fue con otro? ¿Te traicionó quien menos imaginabas? ¿Creíste te amaba y al final sólo eras “una más”? ¿Te sorprende, acaso no lo intuías? ¿Llegó la muerte al ser amado? ¿Crees injusto e inmerecido lo que te pasó? ¿Por qué te entregas con tanta sinceridad, para terminar con tanta mentira? Si sigues con esos resentimientos, remordimientos, rencores, frustraciones, malgastas tu precioso presente rumiando innumerables porqués, repitiendo la escena de lamentar lo que pudiste hacer pero no hiciste, lo que pudo ocurrir y no ocurrió. Deja el melodrama trágico, suelta esa narración en tu memoria. Ese desgaste de energía no termina si sigues echando leña a la hoguera de recuerdos. Apágala ya. Recuerda que estamos abocados a cerrar capítulos, a terminar etapas, a clausurar momentos, a pasar la página, a dar por terminado, a poner punto final. Todo pasa. Acepta esa verdad. Con serenidad. Vive tu presente. En paz. 

No puedes vivir el presente resintiendo del pasado, maldiciendo lo que ocurrió, ni preguntándote por qué Dios mío, por qué a mí, por qué si yo fui sincera, si di lo mejor de mí, por qué sufrir. A lo sucedido, dale punto final. Suelta esa página, pásala. Baja el telón. Hay que soltar. Despréndete. Esa escena de tu drama ya se acabó. Telón bajado. No podemos permanecer como niños eternos, ni adultos infantiles, ni empleados de empresa inexistente, ni aferrarnos si él o ella no quiere estar vinculado, ni vivir de apariencias irreales, de máscaras. Las cosas pasan, déjalas pasar. Suelta. Por eso a veces es tan importante destruir recuerdos físicos, cambiar de casa, irnos del lugar, quemar papeles, eliminar fotos, borrar textos, regalar ropas y prendas, no ver a esa persona, tomar distancia, ir de vacaciones, cambiar peinado, relajar nervios, andar descalzos en la tierra, hacer ritos simbólicos de echar apegos y recuerdos a la mar, y más cambios externos que simbolizan procesos internos de liberación. Suelta, despréndete, usa tu libertad de decidir, tu voluntad de actuar, tu coraje de revivir y recrearte. En la vida no juegues con las cartas marcadas, tienes que aceptar lo imprevisible, lo que no controlas, y es mucho lo que no puedes controlar, aunque quieras. Hay que dejar ir, pasar la página, empezar de nuevo. El pasado pasó. Suéltalo. Déjalo ir. Sólo vives el presente, ahora, sin pasado de resentimientos ni presentes de culpa ni futuros de miedos. Ahora estás en paz. Ahora no pasa nada. Tu serenidad es un presente libre.

No esperes que te devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres en verdad. No vivas con expectativas queriendo controlar a los demás para que se molden a lo que tú crees deben ser. Deja la obsesión de cambiar y controlar a los demás.

Suelta esa amargura, sana esa memoria, deja ir ese recuerdo obsesivo, apaga ese programa mental que repite constantemente las mismas escenas y los mismos recuerdos, que ya no existen, dejaron de ser, ya pasaron, no existen ahora. Lo único que consigues es envenenar tu vida de recuerdos inexistentes, de lágrimas inútiles, de depresiones innecesarias, de tristezas sinsentido.   

Camina hacia delante. ¿Qué ganas con caminar mirando atrás con el espejo retrovisor? Proyéctate a la persona que puedes ser, que quieres ser, que ansías ser, que debes ser. Que en verdad eres. Si andas por la vida dejando "puertas abiertas", por si acaso, fantaseando a que el pasado vuelva de manera diferente, no podrás desprenderte de ese pasado que te aprisiona. Noviazgos acabados, amistades frustradas, matrimonios terminados, relaciones que no clausuran, posibilidades de "regresar" (¿a qué?), necesidad de aclaraciones, palabras que no se dijeron, expectativas que empeoraron la situación. Enfrentarte ¿a qué? Luchar ¿para qué? Vuela libre. Salta por encima de esas luchas y enfrentamientos que no sirven de nada a tu vida. Cierra el capítulo, pasa la página, termina ese drama, acaba esa escena, baja el telón. Comienza de nuevo. El futuro lo creas ahora. Empiezas con tu página en blanco. ¿Para qué dañarla con los borrones de ayer?

Dite a ti misma que no, definitivamente no, no vuelves al pasado, a esa persona, a esa situación, a ese recuerdo, a ese lugar, a esa tristeza, a ese dolor, a ese llanto inútil. Pero no por orgullo ni soberbia, sino porque tu ya no encajas allí, en ese lugar, en esa persona, en esa habitación, en esa casa, en ese trabajo, en ese pasado. Tú no eres la misma que se fue, hace dos días, tres meses, hace años, por tanto, no hay nada a que volver. Cierra la puerta, pasa la hoja, cierra el círculo. Ni tu serás el mismo, ni el entorno al que regresas será igual, porque en la vida todo fluye, nada es estático, todo pasa. Vives fluyendo por encima de las cosas. Te amas, te cuidas y te quieres. Si te amas sabrás desprenderte de lo que ya no es tu vida, y acaso ni siquiera fue. Recuerda que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo, ni un objeto, ni un recuerdo, absolutamente nada es vital para vivir porque cuando viniste al mundo llegaste desnuda sin ese adhesivo. Sólo te acostumbraste a vivir pegado a él o ella o de cualquier apego innecesario. Ahora disponte a aprender a vivir sin él o ella, sin el adhesivo humano o físico que hoy te duele dejar ir. 

Puedes aprender a hacerlo, haciéndolo. Aprendes a soltar soltando, a dejar dejando, a cerrar cerrando, a terminar terminando, a liberar liberándote. Lo puedes lograr, lo vas a lograr, lo logras por el poder espiritual de tu mente libre que decide. Sólo es costumbre, apego, adhesión, manía, neurosis. Pero en verdad no necesitas para nada eso que crees te esclaviza, son cadenas ilusorias. Así que decide ahora mismo, no luego ni mañana, sino ahora en este instante, actúa para cerrar, clausurar, limpiar, abandonar, retirar, tirar, botar, desprender, soltar esa carga que te pesa, no te deja avanzar hacia delante, te impide ver opciones.  Escoge tu palabra preferida que te atraiga: cerrar, soltar, liberar, clausurar, terminar, acabar, sanar, cualquiera te ayudará definitivamente a caminar hacia delante, en paz. Confía en tu poder de tomar decisiones, en tu libertad de actuar, en tu inteligencia para saber lo que más te conviene. Confía en Dios o el Ser que desees imaginar. Ten fe. Basta muy poca, sólo un granito. Confía en tu corazón, tu intuición, tu corazonada, la voz de sabiduría que aprendió a escuchar el Principito.   

Un valle de lágrimas, dicen es el mundo. Vivir duele, a veces. Pero no seas melodramática. Si tienes la fortuna de comer dos veces hoy, dormir bajo un techo, tener ropa que ponerte, eres privilegiado del mundo. Deja esa amargura que detiene tu vida, suelta esa depresión que te entristece. Recupera la alegría de hacer el bien a los demás, la satisfacción de hacer algo bueno por el mundo, la ilusión de ayudar a otra persona que sufre. Mucha gente sufre de soledad, viven en abandono. Ora por ellos. Si puedes, ayuda a aliviar el sufrimiento. La generosidad es un poder sanador. Amar es la auténtica felicidad. Ama tu vida, si no te amas ¿cómo vas a ser feliz? Y si no tienes alegría en tu alma ¿cómo harás feliz a otros?

Ahora empieza la nueva página de tu vida, está en blanco, a recrear de nuevo. Date permiso a ser feliz, en paz contigo. Todo pasa. Ya ves, esta lectura ya pasó, hace un rato empezaste a leer. Todo se acaba. Todo está bien. Todo tiene un propósito: cada situación es una oportunidad de aprender. Y seguir adelante. Con una sonrisa.



No comments:

Post a Comment