Sunday, May 11, 2014

Reglas del curso Filosofía Educativa EDFU 4019

Universidad de Puerto Rico
Recinto de Río Piedras
Facultad de Educación

Fundamentos Filosóficos de la Educación (EDFU 4019)
Pedro Subirats Camaraza

Reglas del curso  

Por mi gen anárquico me incomodan gente con obsesión de reglamentar la vida ajena por su antojo autoritario. No obstante, reconozco es imposible vivir sin reglas. Decir “aquí no hay reglas” es la regla. En el curso tenemos reglas éticas e intelectuales de estudio. Todas son razonables, de sentido común, fáciles de entender, sencillas de recordar y de aplicar. Si posees dosis normal de racionalidad pragmática, si eres capaz de pensar razones para estudiar con eficacia y conducir tu convivencia en clase con civismo, comprenderás la utilidad de las siguientes reglas y podrás practicarlas provechosamente. Sin excusas. 

Apaga el celular, el ruido interrumpe, molesta y desenfoca, además que es una distracción adicional para la humanidad que anda demasiada distraída con boberías. Si te llaman y no contestas, es improbable se mueran esa persona o tú: no es vida o muerte.  

Guarda el celular, remuévelo de tu vista (es adicción adherirse al aparato, aún apagado) y de la mía, sobre todo la mía, me enfurece ver estudiantes mirando esa pantallita mientras otras personas hablan, y si hablo yo, la furia es casi incontrolable. Estás avisado.  

Asistencia a clase es obligatoria, no opcional. 

Puntualidad estricta a la hora acordada. Hay estudiantes que entran al salón media hora después de empezar, como si son Pedro por su casa. El único Pedro autorizado aquí soy yo, quien fijo esa regla absoluta.   

Asistencia puntual es obvia-mente en mente presente; veo algunos cuerpos sentados con mente atolondrada o hipnotizada en fantasías. No quiero zombis en clase (1er aviso).

Participa activamente. No hace falta dar permiso para pensar y hablar. Es una lástima que la escuela (universidad a veces) tengan la costumbre de inhibir pensamiento o palabra. En tu cerebro hay ideas, planteamientos, preguntas, experiencias, que puedes compartir con los estudiantes y conmigo. Hazlo. Que mi presencia magnética no te intimide. De hecho, suelo ser estimulante a la hora de pensar con libertad. No te hagas mentalmente invisible.

Por tanto, hay libertad de expresar el pensamiento con honestidad. Las ideas merecen ser habladas, escuchadas y dialogadas. Valoramos tolerancia y respeto. Abre tu mente a otras perspectivas e interpretaciones. Quizá lo que creías cierto, merece ser cuestionado, como hizo Sócrates -yo en una pasada reencarnación-, con sus preguntas que hacían dudar y ver de nuevo otro modo de pensar. Nadie posee la verdad, sólo Dios y ocasionalmente yo.

Procura tus circuitos cerebrales no se desactiven, te moriste en clase. Haremos luto. Te advierto no soy Jesucristo ni tú Lázaro, no esperes te resucite. La ambulancia conducirá tu cuerpo a la funeraria o al brujo. No quiero zombis en clase (2do aviso).

Si tienes pereza, inercia, haraganería, irresponsabilidad o estupidez fingida, date de baja. Soy impaciente con estudiantes indolentes, embusteros e irresponsables. Ve a Afganistán con Talibanes que tienen modos efectivos de disciplinarte.  

Si tienes mala memoria para recordar asignaciones, toma ginkgo biloba. 

Entrega trabajos a tiempo. Podré aparentar pena, pero no me vengas con tus cuentos de líos de transporte, desalojo de tu hábitat, fracasos amorosos, huesos rotos, amígdalas que te operaron, menopausia precoz, en fin, son infinitas las excusas. A pesar de mi piedad, eres responsable de cumplir tus deberes.

Sé honesto. Aunque en política, negocios, romances, religión y demás instancias, es fácil mentir y ser hipócrita, la verdad importa en la ética intelectual y científica en educación. No copies textos sin reconocer la fuente. Etcétera. Trabaja con esfuerzo propio y sentido de responsabilidad con la verdad.

No leo manuscritos, me provocan jaqueca y neurosis ver garabatos ilegibles.   

Cuida la estética de tus trabajos. La belleza de los trabajos universitarios no es relativa. Hay tal cosa como trabajos feos de mal gusto. Cuando sales con tu amada(o) te bañas, untas talco, desodorante, perfume, cepillas dientes y enjuagas boca, pones ropita limpia. Eso es estética en tu higiene corporal. Pon ese esmero en tus trabajos intelectuales. 

Observa tus estados mentales y emocionales. Soy comprensivo con tus problemas. La vida es dura y difícil, salvo seas de la realeza en Mónaco. A veces un estudiante descarga sus locuras y paranoias en la clase. No soy enfermero ni psiquiatra. Mi modesto oficio es filosofar. Podría ser tuyo. En honor a la verdad, filosofar es gran terapia mental. Conocer la mente es el aprendizaje educativo por excelencia. Controla tus impulsos frenéticos.

El ambiente universitario en ocasiones hace florecer el romance. Es normal y hermoso. Ver estudiantes enamorados me produce mucha ternura. Brindo en bodas. Sin embargo, concéntrate en la pasión del estudio.   

Si no tomaste vitamina de memoria y olvidaste estas reglas, ahora mismo relee de nuevo. 

Practicamos el deporte mental olímpico que más urge en este mundo idiotizado: pensar. Se necesita disciplina, disposición y ganas. Espero seas buen deportista.

No quiero zombis en clase (último aviso).

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